LA MALA FAMA DEL DOLOR

Admin , me gustaria agregar algo mas a este tema que es muy profundo y que es necesario entender.




El sufrimiento emocional es el estado anímico que engloba muchas
emociones, entre ellas, una paradoja: nadie quiere sufrir, pero sufrir
es adictivo.

Cuando alguien está pasando por un mal momento en su vida, aparece el sufrimiento emocional.
No importa el tipo de problema que sea, la psique envía sus avisos de
alarma, el cuerpo los somatiza y empezamos a sentirnos mal, anímica y
físicamente. Solo hay dos modos de pasar por esos trances:
resistiéndolos, lo cual suele empeorar la situación, o asumiéndolos y
encarándolos sin resistencia pero con positividad.

Hablar de positividad a una persona deprimida
o triste es como darle un mapa a un ciego para guiarle, no sirve de
mucho. Por eso en este artículo partiremos desde el punto de vista de
quien se ve en el pozo oscuro de su mente y no sabe cómo salir.

Tristeza, cansancio, esperanza


Si estás en uno de esos momentos destructivos en que todo te parece
tenebroso, desesperanzado y tremendamente costoso, te interesa leer esto
hasta el final. Solo este párrafo te dará las claves de si acertamos en
cómo te sientes; luego, si quieres, puedes seguir hacia las posibles
soluciones que te ofrecemos.
Vamos allá: hemos quedado en que la tristeza
te puede, quizás la ira por lo que el destino te ha deparado, por lo
que otra persona te ha hecho, por la mala suerte que has tenido. Estás
en el pozo negro que muchas personas describen y del que es tan costoso
salir; primera buena noticia: se sale, y de ti depende la rapidez; aquí
solo podemos “lanzar la cuerda para tirar de ti”.

¿Quien se cae a un pozo querría quedarse ahí, o cavar más profundo
para caer más hondo? Claro que no, y tú tampoco. Pero sientes cansancio y
el propio agotamiento aumenta tu confusión. Así que estás poniéndoselo
fácil a los malos sentimientos para que gobiernen en tu mente.
Tranquilidad, no te hagas adicto a sufrir; deja que esos sentimientos
vengan pero no les sigas el juego.

Para salir del pozo del sufrimiento.


La negatividad parece tu estado natural, últimamente, pero no lo es.
Dentro de ti, agobiada y escondida por toda esa maraña de dolor,
cansancio, rabia o frustración, subsiste la persona que eres, que has
sido siempre, y que quiere volver a ser feliz o, al menos, a recuperar su serenidad interior. Puedes hacerlo.

Piensa en por qué te sientes así, pero no lo confundas con la
situación que te ha hecho sentirte así. Esa dolorosa pérdida o ruptura,
ese trabajo que no consigues, esa meta que no se pudo cumplir, o los
problemas económicos, afectivos o de salud que te hacen sufrir ahora no
son la causa. La causa es tu manera de enfocarlos. Digamos que las
dificultades exteriores son lo que te arrojó al pozo; pero lo que
quieres es salir de él, no arremeter contra lo que te hizo caer. El pozo
son las emociones que sientes y que no te dejan moverte; cambiarlas es
tu manera de empezar a salir.

Enfoca
el pozo, ¿qué ves?; ¿ira contra lo que te ha llevado ahí?, ¿puede la
ira sacarte de ese estado? Calma tu ira, no dejes que te entretenga
buscando culpables que no te sacarán. Insistir en buscar razonamientos
para explicar por qué ha pasado no evita lo que ya ha pasado. Deja que
la rabia llegue sin escucharla y sigue mirando.

Dolor; esa rabia por lo sucedido te trae un intenso dolor que parece
que no se acaba. Segunda buena noticia: se acaba. Baja tu resistencia
hacia el dolor, mira hacia arriba, verás la boca del pozo hacia la
superficie. Nunca lo harás si miras al suelo.

Seguro que hay cosas buenas en tu vida actual que estás dejando pasar
sin valorarlas, porque ese dolor te ciega. Dale rienda suelta al dolor y
verás que, si solo le dejas salir sin hundirte con él, se va agotando.
Mira a quién tienes al lado, esperando para consolarte, para ayudarte;
confía en esa persona que te quiere levantar, sabiendo que dentro de
poco no le necesitarás para eso, solo para demostrarle tu amor y
agradecimiento. No te sientas inferior por necesitar ayuda; ¡estás en el
pozo!, alguien tiene que ayudarte a salir, no pasa nada.

A mitad del pozo del sufrimiento


Salir de ese estado de tristeza o depresión es un proceso, como todo
en la vida. No va a ser cosa de un momento, como no lo sería en un pozo
real; habrá escollos, tropiezos, pasos hacia atrás, parones. No te
desanimes, no cedas al miedo, puedes volver a ascender porque, si has
llegado hasta aquí, ya estás casi en la mitad del pozo, sin darte
cuenta. O, ¿por qué crees que sigues leyendo esto?, porque quieres
salir, porque piensas que puedes conseguirlo. Y, ¡claro que puedes!

Cada vez que, por algún motivo o sin motivo aparente, tu estado de
ánimo puntual te haga detenerte, no pienses que te alejas de tu
objetivo. El miedo
es una fantasía de tu mente; nada de lo que imaginas que puede ocurrir
es más que eso, una imaginación. Mira lo que has conseguido: ver la
salida a lo lejos y ver a quien te puede ayudar. Y, luego, lo más
importante, estás tú.

No vuelvas la vista atrás, no mires la negrura ni la tierra reseca de
la desesperanza; ya has pasado por eso y no te gustó, sigue hacia
arriba, aunque sea despacio, date tiempo y ten paciencia.
Si has podido ver que ni el dolor te mata- porque no le has dejado- ni
la ira te conduce a nada, habrás visto que tienes más fuerzas de las que
creías.

Sonríe y reposa, coge fuerzas para seguir y, sobre todo, no abandones los pensamientos positivos que, ahora sí, empiezas a tener.

Lo más importante es sentirte mejor; nada ni nadie es más urgente
porque, si no te sientes bien, no puedes ayudar a otros ni ayudarte a
ti. Elije la voz de tu interior
que te anima y te alienta; no la que te dice cosas negativas. Tu
voluntad construye un camino de salida, tú sales, lo demás es simple
ayuda. Aprovéchala; tú decides.


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luna