Cómo prepararse para el 2012 y sentido de la vida
A raíz de la seria alarma y preocupación interior que suele provocar el tema del 2012, sobre todo de ir corroborando a pequeños detalles o noticias que alarman y algunas son preocupantes, porque se van sumando a
dar coherencia a que se avecina un “gran desastre” provocado por múltiples sucesos encadenados o concatenados para todo el planeta; es que decidí hacer el presente tema. Para ayudar a no entrar en pánico “a
pesar de”.
Si uno presta atención a los fanáticos subjetivos, están los extremos de “no pasará nada” como el de sólo se salvarán “los elegidos” que formen
parte de una facción, grupo o sector muy reducido, excluyendo al grueso de la humanidad y seres. ¡Y no es así! Ninguna de ambas partes está en
lo cierto.
Acontecerán
hechos devastadores de gran magnitud, sí. Pero sobrevivirá en promedio,entre un cuarto y un tercio de la humanidad. Si nos atenemos al Apocalipsis de la Biblia, hasta se podría suponer que la mitad, ya que en una parte afirma “dos juntos en el campo; uno será salvo, el otro llevado. Dos en la ciudad; uno será salvo, el otro llevado”.
Si a esto lo miramos desde la cantidad de muertos… ¡Apabulla! Pero si lo miramos desde la cantidad de sobrevivientes… miles de millones se
salvarán.
Para
dar un ejemplo: ¿Recuerdan al gigantesco tsunami sorpresivo que ocurrió
en Indonesia? Hubo muchísimos muertos y devastación material. Pero
¿acaso no continúa siendo “Indonesia” después de todo?
El caso de Haití y la serie de terremotos que padecieron ¿No es similar? ¡Sobrevivieron muchos más de los que murieron!
Más que prepararse en lo material, construyendo refugios “a prueba de todo”
(que prácticamente nadie puede lograrlos o pagarlos y fácilmente pueden
NO PREVER, olvidar a algún detalle que los haga inútiles o trampas
mortales) hay que prepararse psicológica y emocionalmente para poder
soportarlo y no quedar mal traumados.
Tratar de mantener constantemente una buena reserva de alimentos y agua
potable más velas ¡por si las moscas! Pero eso sólo como secundario. Lo
más importante es elevar el propio nivel de vibración espiritual (ser lo
más posible altruista y desapegado de lo material) preparándose
psicológica y emocionalmente para “lo que pueda tener que soportar”;
pero encarándolo como una “prueba” o “desafío” al que yo mismo, antes de
nacer, decidí que podría superarlo.
En algunos casos, según zona y clase de personas, se salvarán familias
enteras. En el otro extremo de posibilidades, quedaremos “solos en el
mundo” (sin parientes ni amistades entrañables con vida). Como no
podemos estar seguros de quiénes sí, y quiénes no sobrevivirán. Lo mejor
es prepararse para ACEPTAR lo peor que nos pueda pasar y SEGUIR
ADELANTE a pesar de eso. Si resulta más suave…
¡Aleluya! Pero si resulta de lo más duro… ¡Estábamos más o menos
preparados y conscientes! El dolor y trauma será más suave o superable.
Por esta razón es que insisto en que más importante de todo es prepararse
psicológica y emocionalmente para soportar lo peor. Ya que muchas
personas directamente enloquecerán por dos razones:
a) Las radiaciones de la energía ambiente será tan alta que nos alterará
ligeramente en lo atómico molecular (celular). Por esta razón, a los que
tengan verdadera espiritualidad elevada, les potenciará las
características humanas y de sensibilidad perceptiva. Pero a aquellos
que son de muy baja vibración, evidenciado en egoísmo y materialistas,
como fanatismo o cerrazón mental… ¡enloquecerán irremediablemente! Su
cerebro hará tal chisporroteo neuronal que serán peligrosísimos por
“imprevisibles” ya que no tendrán control sobre su mente y razonamiento.
(Que eso sí que será de lo más traumático para los que no pierdan la
cordura).
b) El shock del desastre y dolor de las pérdidas y nueva circunstancia. No
cualquiera puede “aceptar” que “pasó”. Sobre todo si le toma por
sorpresa o había minimizado la magnitud.
Reitero: No se puede saber que zonas serán más dañadas de las que menos. O en
qué zona ocurrirá qué. Pero hay que mentalizarse a “poder soportarlo”
por ACEPTARLO. Para lo cual es importantísimo lograr el DESAPEGO a las
cuestiones materiales o el “haberse encariñado con” o dependencias
psicológicas de otros.
Es ya alevosa la forma en que mal se preparan los gobiernos para poder
afrontar cualquier clase de desastres naturales de gran magnitud. Ni
siquiera la ONU prevé seriamente poder reaccionar a tiempo y en forma a
varios desastres simultáneos en diversas zonas geográficas. Detalle por
el cual, los supervivientes estarán hasta varios días “a su suerte”,
hasta que puedan llegar las primeras e insuficientes ayudas.
Al margen de agua, comida y con qué iluminar un poco. ¿Quién puede
soportar hasta varios días sin enloquecer por las emociones y
pensamientos que lógicamente surgen en tales circunstancias?
Cuanta mas gente logre tener cierta reserva básica de provisiones y sobre todo
CALMA LUCIDEZ, más fácil resultará REAGRUPARSE Y ORGANIZARSE los
sobrevivientes, para tomar las medidas más adecuadas para paliar la
situación con el menor trastorno, conteniéndose y apoyándose mutuamente.
Hay
muchísimas películas en las que se puede notar lo fácil que desesperan
(y hacen estupideces) quienes no estaban preparados para un desastre;
han perdido a alguien de quien sentían “depender” o daban el sentido de
su vida; o tan sólo por pensar “no vamos a sobrevivir” o “no lo podremos
lograr”. Que eso es muy propio de las personas que tienen poca fe. Que
no confían ni aceptan en que “lo que deba ser… será” pero pondré todo mi esfuerzo en hacer lo mejor, por si me equivoco en evaluar las circunstancias. Ya que al menos, moriré con la tranquilidad de saber que LO INTENTÉ BIEN.
Si
en definitiva ¿Qué es la muerte, sino el dejar este plano para pasar al
otro? Es sólo dejar de tener cuerpo físico, el cual nos permite
interactuar en este plano. Nada más.
Que
es problemático, sí, cuando consideramos y sentimos que “aún no he
cumplido con lo que vine a hacer en este mundo”. Porque nos hemos
dedicado a “distraernos” en otras cosas, a gratificar el ego o lo que
otros nos decían como “debes hacer”, en lugar de hacer lo más y mejor
posible a aquello que para nuestro interior (espíritu) era lo más
importante en esta vida. Es una cuestión de CONSCIENCIA. El que vivió de
acuerdo con su consciencia, no tiene por qué temer a la muerte cuando
le llegue. El apego por la vida, es exclusivamente por “no haber hecho
aún” aquello que realmente debíamos y sabe el espíritu, manifestándolo
en la consciencia (cuando no se la tiene adormecida o anulada, obvio).
Piensa ¿Qué sentirías si AHORA, supieras que te vas a morir en apenas un par de minutos?
¿Qué te viene a la mente como “impedimento”? ¿Cuál es tu excusa o justificación para LAMENTAR DE VERDAD que tengas que morir?
Si
lo piensas BIEN, objetivamente, irás eliminando a las cosas de
“responsabilidad social” (como criar hijos, que bien pueden hacerlo
otros si mueres y hay que saber confiar en que Dios sabe lo que hace).
Como también a las cuestiones egoístas de poder disfrutar ciertas cosas
que tenías como meta, cual obtener cierta fortuna o “desquite social”,
para dar paso a otras más profundas ligadas con la vocación o mandato
interior profundo; espiritual más que mundano.
La
inmensa mayoría argumenta cosas ligadas a la CURIOSIDAD de no haber
logrado conocer o experimentar algo. (Satisfacción íntima de algo
anhelado). Por ejemplo: “No pude conocer a las pirámides de Egipto.
Experimentar qué se siente al entrar a una de ellas o estar ahí”.
En
casos como ése. Lo que verdaderamente importa es ¿Lo has intentado
lograr lo mejor posible con todos tus esfuerzos o energía? Si la
respuesta es “sí”; entonces no tienes nada que temer, porque SABES que lo has intentado de verdad.
Y puedes “aceptar” la “voluntad divina”. El problema es cuando no has
puesto todos tus esfuerzos o energías. Porque ahí sí que se teme con
cierta razón a la muerte, ya que NO CUMPLIMOS con lo que era nuestro
verdadero o principal propósito en la vida.
La
muerte es un “regresar a la base” después de una misión en el cuerpo y
planeta. A lo único que se teme de la muerte, es a la VERGÜENZA de haber
sido irresponsables, por sobre los objetivos en sí. A no haber hecho, cuanto podíamos. No a que haya quedado incompleta cuando estábamos esforzándonos adecuadamente.
Porque
básicamente, el sentido de la vida es ser una célula eficaz en la
continuidad y mejora de todo el organismo del cual formamos parte. Por
más humilde que pueda ser nuestra función.
Si
logras tener claro a esto y ASUMIRLO. Más fácil te resultará comprender
también que la vida o muerte no es tan importante, sino exclusivamente
en función de lo obrado y posibilidad de “dejar hecho” (cumplido) el
objetivo principal y quizás también algunos secundarios. Objetivos que
por lo general son altruistas, incluyendo algunas cuestiones de
experimentación o vivenciar cosas puntuales. Pero más que nada en el
“que dejamos” como obra personal, el aporte de sí mismo a otros.
Piénsalo. Medítalo. Y actúa luego en consecuencia de lo razonado larga, sensata y objetivamente.
Es
la mejor forma en la que todos podemos prepararnos para afrontar y
soportar lo que nos pueda tocar vivir en no más de tres años. Tener
claro para qué estamos en esta vida y, sobre todo, de haberlo intentado
lo mejor posible con el mázimo esfuerzo. Si nos llega o no la muerte… es
cosa secundaria.
Si
sobrevivimos, es porque estaba previsto que debíamos AYUDAR a los demás
(sean quienes fueren, durante y después) a poder seguir adelante “a
pesar de” y reconstruir la sociedad.
Lo demás, es secundario o irrelevante.
Así que preocúpate, sí, por VIVIR dándole verdadero sentido a tu vida,
desde lo que tu propio espíritu te dicta, mientras dures lo que dures
en este plano material. Deja que Dios decida, si es preferible que te
quedes, o si no tiene sentido que continúes esforzándote por dar lo
mejor de ti a terceros.
Admin
A raíz de la seria alarma y preocupación interior que suele provocar el tema del 2012, sobre todo de ir corroborando a pequeños detalles o noticias que alarman y algunas son preocupantes, porque se van sumando a
dar coherencia a que se avecina un “gran desastre” provocado por múltiples sucesos encadenados o concatenados para todo el planeta; es que decidí hacer el presente tema. Para ayudar a no entrar en pánico “a
pesar de”.
Si uno presta atención a los fanáticos subjetivos, están los extremos de “no pasará nada” como el de sólo se salvarán “los elegidos” que formen
parte de una facción, grupo o sector muy reducido, excluyendo al grueso de la humanidad y seres. ¡Y no es así! Ninguna de ambas partes está en
lo cierto.
Acontecerán
hechos devastadores de gran magnitud, sí. Pero sobrevivirá en promedio,entre un cuarto y un tercio de la humanidad. Si nos atenemos al Apocalipsis de la Biblia, hasta se podría suponer que la mitad, ya que en una parte afirma “dos juntos en el campo; uno será salvo, el otro llevado. Dos en la ciudad; uno será salvo, el otro llevado”.
Si a esto lo miramos desde la cantidad de muertos… ¡Apabulla! Pero si lo miramos desde la cantidad de sobrevivientes… miles de millones se
salvarán.
Para
dar un ejemplo: ¿Recuerdan al gigantesco tsunami sorpresivo que ocurrió
en Indonesia? Hubo muchísimos muertos y devastación material. Pero
¿acaso no continúa siendo “Indonesia” después de todo?
El caso de Haití y la serie de terremotos que padecieron ¿No es similar? ¡Sobrevivieron muchos más de los que murieron!
Más que prepararse en lo material, construyendo refugios “a prueba de todo”
(que prácticamente nadie puede lograrlos o pagarlos y fácilmente pueden
NO PREVER, olvidar a algún detalle que los haga inútiles o trampas
mortales) hay que prepararse psicológica y emocionalmente para poder
soportarlo y no quedar mal traumados.
Tratar de mantener constantemente una buena reserva de alimentos y agua
potable más velas ¡por si las moscas! Pero eso sólo como secundario. Lo
más importante es elevar el propio nivel de vibración espiritual (ser lo
más posible altruista y desapegado de lo material) preparándose
psicológica y emocionalmente para “lo que pueda tener que soportar”;
pero encarándolo como una “prueba” o “desafío” al que yo mismo, antes de
nacer, decidí que podría superarlo.
En algunos casos, según zona y clase de personas, se salvarán familias
enteras. En el otro extremo de posibilidades, quedaremos “solos en el
mundo” (sin parientes ni amistades entrañables con vida). Como no
podemos estar seguros de quiénes sí, y quiénes no sobrevivirán. Lo mejor
es prepararse para ACEPTAR lo peor que nos pueda pasar y SEGUIR
ADELANTE a pesar de eso. Si resulta más suave…
¡Aleluya! Pero si resulta de lo más duro… ¡Estábamos más o menos
preparados y conscientes! El dolor y trauma será más suave o superable.
Por esta razón es que insisto en que más importante de todo es prepararse
psicológica y emocionalmente para soportar lo peor. Ya que muchas
personas directamente enloquecerán por dos razones:
a) Las radiaciones de la energía ambiente será tan alta que nos alterará
ligeramente en lo atómico molecular (celular). Por esta razón, a los que
tengan verdadera espiritualidad elevada, les potenciará las
características humanas y de sensibilidad perceptiva. Pero a aquellos
que son de muy baja vibración, evidenciado en egoísmo y materialistas,
como fanatismo o cerrazón mental… ¡enloquecerán irremediablemente! Su
cerebro hará tal chisporroteo neuronal que serán peligrosísimos por
“imprevisibles” ya que no tendrán control sobre su mente y razonamiento.
(Que eso sí que será de lo más traumático para los que no pierdan la
cordura).
b) El shock del desastre y dolor de las pérdidas y nueva circunstancia. No
cualquiera puede “aceptar” que “pasó”. Sobre todo si le toma por
sorpresa o había minimizado la magnitud.
Reitero: No se puede saber que zonas serán más dañadas de las que menos. O en
qué zona ocurrirá qué. Pero hay que mentalizarse a “poder soportarlo”
por ACEPTARLO. Para lo cual es importantísimo lograr el DESAPEGO a las
cuestiones materiales o el “haberse encariñado con” o dependencias
psicológicas de otros.
Es ya alevosa la forma en que mal se preparan los gobiernos para poder
afrontar cualquier clase de desastres naturales de gran magnitud. Ni
siquiera la ONU prevé seriamente poder reaccionar a tiempo y en forma a
varios desastres simultáneos en diversas zonas geográficas. Detalle por
el cual, los supervivientes estarán hasta varios días “a su suerte”,
hasta que puedan llegar las primeras e insuficientes ayudas.
Al margen de agua, comida y con qué iluminar un poco. ¿Quién puede
soportar hasta varios días sin enloquecer por las emociones y
pensamientos que lógicamente surgen en tales circunstancias?
Cuanta mas gente logre tener cierta reserva básica de provisiones y sobre todo
CALMA LUCIDEZ, más fácil resultará REAGRUPARSE Y ORGANIZARSE los
sobrevivientes, para tomar las medidas más adecuadas para paliar la
situación con el menor trastorno, conteniéndose y apoyándose mutuamente.
Hay
muchísimas películas en las que se puede notar lo fácil que desesperan
(y hacen estupideces) quienes no estaban preparados para un desastre;
han perdido a alguien de quien sentían “depender” o daban el sentido de
su vida; o tan sólo por pensar “no vamos a sobrevivir” o “no lo podremos
lograr”. Que eso es muy propio de las personas que tienen poca fe. Que
no confían ni aceptan en que “lo que deba ser… será” pero pondré todo mi esfuerzo en hacer lo mejor, por si me equivoco en evaluar las circunstancias. Ya que al menos, moriré con la tranquilidad de saber que LO INTENTÉ BIEN.
Si
en definitiva ¿Qué es la muerte, sino el dejar este plano para pasar al
otro? Es sólo dejar de tener cuerpo físico, el cual nos permite
interactuar en este plano. Nada más.
Que
es problemático, sí, cuando consideramos y sentimos que “aún no he
cumplido con lo que vine a hacer en este mundo”. Porque nos hemos
dedicado a “distraernos” en otras cosas, a gratificar el ego o lo que
otros nos decían como “debes hacer”, en lugar de hacer lo más y mejor
posible a aquello que para nuestro interior (espíritu) era lo más
importante en esta vida. Es una cuestión de CONSCIENCIA. El que vivió de
acuerdo con su consciencia, no tiene por qué temer a la muerte cuando
le llegue. El apego por la vida, es exclusivamente por “no haber hecho
aún” aquello que realmente debíamos y sabe el espíritu, manifestándolo
en la consciencia (cuando no se la tiene adormecida o anulada, obvio).
Piensa ¿Qué sentirías si AHORA, supieras que te vas a morir en apenas un par de minutos?
¿Qué te viene a la mente como “impedimento”? ¿Cuál es tu excusa o justificación para LAMENTAR DE VERDAD que tengas que morir?
Si
lo piensas BIEN, objetivamente, irás eliminando a las cosas de
“responsabilidad social” (como criar hijos, que bien pueden hacerlo
otros si mueres y hay que saber confiar en que Dios sabe lo que hace).
Como también a las cuestiones egoístas de poder disfrutar ciertas cosas
que tenías como meta, cual obtener cierta fortuna o “desquite social”,
para dar paso a otras más profundas ligadas con la vocación o mandato
interior profundo; espiritual más que mundano.
La
inmensa mayoría argumenta cosas ligadas a la CURIOSIDAD de no haber
logrado conocer o experimentar algo. (Satisfacción íntima de algo
anhelado). Por ejemplo: “No pude conocer a las pirámides de Egipto.
Experimentar qué se siente al entrar a una de ellas o estar ahí”.
En
casos como ése. Lo que verdaderamente importa es ¿Lo has intentado
lograr lo mejor posible con todos tus esfuerzos o energía? Si la
respuesta es “sí”; entonces no tienes nada que temer, porque SABES que lo has intentado de verdad.
Y puedes “aceptar” la “voluntad divina”. El problema es cuando no has
puesto todos tus esfuerzos o energías. Porque ahí sí que se teme con
cierta razón a la muerte, ya que NO CUMPLIMOS con lo que era nuestro
verdadero o principal propósito en la vida.
La
muerte es un “regresar a la base” después de una misión en el cuerpo y
planeta. A lo único que se teme de la muerte, es a la VERGÜENZA de haber
sido irresponsables, por sobre los objetivos en sí. A no haber hecho, cuanto podíamos. No a que haya quedado incompleta cuando estábamos esforzándonos adecuadamente.
Porque
básicamente, el sentido de la vida es ser una célula eficaz en la
continuidad y mejora de todo el organismo del cual formamos parte. Por
más humilde que pueda ser nuestra función.
Si
logras tener claro a esto y ASUMIRLO. Más fácil te resultará comprender
también que la vida o muerte no es tan importante, sino exclusivamente
en función de lo obrado y posibilidad de “dejar hecho” (cumplido) el
objetivo principal y quizás también algunos secundarios. Objetivos que
por lo general son altruistas, incluyendo algunas cuestiones de
experimentación o vivenciar cosas puntuales. Pero más que nada en el
“que dejamos” como obra personal, el aporte de sí mismo a otros.
Piénsalo. Medítalo. Y actúa luego en consecuencia de lo razonado larga, sensata y objetivamente.
Es
la mejor forma en la que todos podemos prepararnos para afrontar y
soportar lo que nos pueda tocar vivir en no más de tres años. Tener
claro para qué estamos en esta vida y, sobre todo, de haberlo intentado
lo mejor posible con el mázimo esfuerzo. Si nos llega o no la muerte… es
cosa secundaria.
Si
sobrevivimos, es porque estaba previsto que debíamos AYUDAR a los demás
(sean quienes fueren, durante y después) a poder seguir adelante “a
pesar de” y reconstruir la sociedad.
Lo demás, es secundario o irrelevante.
Así que preocúpate, sí, por VIVIR dándole verdadero sentido a tu vida,
desde lo que tu propio espíritu te dicta, mientras dures lo que dures
en este plano material. Deja que Dios decida, si es preferible que te
quedes, o si no tiene sentido que continúes esforzándote por dar lo
mejor de ti a terceros.
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