La paz aún es una utopía en Medio Oriente

NUEVA YORK.- Miles de personas gritaban entusiasmadas
en las calles de Ramallah, anteanoche, mientras del otro lado del océano
su líder, Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina
(ANP), mostraba la carta que pide el reconocimiento a un Estado
palestino independiente. Pero luego de tres días de puesta en escena
diplomática en Nueva York, son varias las señales que indican que ese
objetivo y el de lograr la paz en Medio Oriente son sueños lejanos.
Un año de cambios profundos en el mundo árabe y una
semana histórica en el inicio de la 66º Asamblea General de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), dejaron, además de esa carta,
un intento tibio y apresurado de las grandes potencias por reflotar las
conversaciones entre israelíes y palestinos, y una cruda realidad: las
personas que tienen que ceder para firmar la paz (entre ellos, Abbas; el
premier israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente norteamericano,
Barack Obama) y las que tienen que presionar para que eso ocurra carecen
del poder o de la voluntad para hacerlo.

Todo el mundo cree saber qué tendría que decir un acuerdo
para terminar con el conflicto de más de medio siglo en Medio Oriente. Y
todo el mundo sabe que israelíes y palestinos deben hacer concesiones
para pulirlo y firmarlo.

Muchos vieron en la "primavera árabe" el contexto ideal
para que eso sucediera. Pero ahora pocos creen que se puedan movilizar
las negociaciones.

"Cada uno de los jugadores está sufriendo bajo
restricciones domésticas severas", indicó Mark Quarterman, analista del
Centro para Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus
siglas en inglés). "Es difícil imaginar que un proceso de paz efectivo
comience en estas circunstancias", completó.

El presidente Obama perdió influencia, y su principal
preocupación es ahora reparar la economía de Estados Unidos, clave para
su reelección.

Al principio de su mandato, el mandatario norteamericano
condenó los asentamientos israelíes. Luego, impulsado por los nuevos
aires que trajeron las revoluciones en el mundo árabe, presionó a
Benjamin Netanyahu cuando las negociaciones se trabaron, y avaló las
fronteras de 1967 como punto de partida para las negociaciones en su
discurso sobre la región en mayo último.

Un día después, Netanyahu, que estrechó el vínculo con
los republicanos en el Congreso, lo desafió frente a los periodistas, en
el mismo Salón Oval de la Casa Blanca, al decirle en la cara que esa
propuesta era impracticable.

En Florida, un estado crucial en los comicios
presidenciales que Obama recuperó para los demócratas en 2008, el voto
judío puede ser determinante, sobre todo en una elección cerrada.

Días atrás, en un distrito de Nueva York, los demócratas
perdieron por primera vez en casi 90 años la banca a la que debió
renunciar Anthony Weiner, luego de enviar por Twitter una foto suya en
la que está semidesnudo. Aunque muchos culparon a la economía, otros
hicieron hincapié en un dato: un tercio de los habitantes de ese
distrito son judíos, y muchos mostraron su descontento con la política
de la Casa Blanca hacia Israel.

"Las preocupaciones económicas van a superar todo lo
demás, incluido Medio Oriente", apuntó Thomas Mann, investigador de la
Institución Brookings. "Pero Obama y los demócratas ciertamente no
quieren arriesgar el abrumador apoyo con el que cuentan entre los judíos
norteamericanos", completó. Obama no mencionó ni los asentamientos ni
las fronteras de 1967 esta semana.

Ningún mediador sería necesario si hubiera un atisbo de
voluntad y confianza entre los dos actores centrales del conflicto. Pero
más allá de los llamados a negociar, Abbas y Netanyahu dedicaron más
tiempo de sus discursos a lanzar desafíos y justificar sus diferencias.

"Abbas le habló a la muchedumbre en Cisjordania, a su
audiencia. No les habló a los israelíes para que hicieran concesiones",
apuntó David Markovsky, del Instituto Washington para Políticas de Medio
Oriente.

Abbas sólo controla una parte de los territorios
palestinos, y debe lidiar con el movimiento extremista Hamas -que
controla la Franja de Gaza-, que criticó su discurso. En medio de las
presiones internas y el estancamiento del proceso de paz, Abbas decidió
ir a la ONU para romper el estancamiento con el que Netanyahu parece
sentirse más que cómodo.

El líder israelí debe proteger su coalición de derecha,
que, según Quarterman, podría debilitarse si Netanyahu se aleja del
statu quo hacia las negociaciones de paz. Israel irá a las urnas en
2013.

El debilitamiento de Obama abrió la puerta para un mayor
protagonismo de la Unión Europea (UE), donde creció la figura de Nicolas
Sarkozy, sobre todo a partir de la intervención en Libia, una acción
por la que el mandatario francés presionó.

"La jugada de Libia le salió bien, y era claro que quería
mantener el impulso como líder internacional. Además, está bajo en las
encuestas, hay elecciones el año próximo y Libia le dio oxígeno",
comentó un funcionario de una misión de América latina que conoce los
entretelones del Consejo de Seguridad.

Con su discurso, Sarkozy desafió el monopolio de Estados
Unidos como mediador en Medio Oriente, donde Europa busca su espacio.
Pero también dejó al descubierto las divisiones que perduran en el Viejo
Continente: el presidente francés no consensuó su postura con el resto
de sus socios, lo que generó malestar. Y esa división también juega a
favor del statu quo en la región.

Así, el diplomático latino fue categórico al hablar de la
visión en la ONU sobre el futuro del proceso de paz: "Aquí predomina el
escepticismo. Nadie cree que las negociaciones van a llevar a algo en
estas circunstancias y con los personajes actuales".
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